domingo, 29 de agosto de 2010

La prensa en Cataluña (1888-1939)

A finales de siglo XIX, la prensa se introdujo en Cataluña como ampliador de la perspectiva que las personas tenían del mundo, fue el elemento iniciador del periodo de transformaciones y el referente básico para construir una nueva cultura y sociedad que conduciría a la implantación de la comunicación de masas.
Su transformación tuvo como eje la modificación de los procesos de producción informativa impresa y estuvo condicionada por el retardo de la configuración de la sociedad de comunicación de masas y de la industrialización de la prensa catalana.
La preferencia por la opinión y la orientación, limitaba la incorporación de géneros más informativos para públicos más amplios e impulsores de la transformación del diario Vuitcentista. A finales del siglo XIX, salvo excepciones como La Vanguardia, los periódicos seguían siendo instrumentos de unión de sectores sociales.
En el ciclo 1895-1910 se observa un equilibrio entre publicaciones independientes y de partido. Estamos ante una prensa variada, pero con una fisonomía tradicional que no proporciona casi ganancias y está poco orientada a la modernización.

En 1925, después del golpe de estado de
Primo de Rivera, se impuso la censura y la represión de la prensa. En este contexto se desarrolló la prensa catalana de la época, donde los políticos no permitieron modificar el estado jurídico y, ni la Mancomunitat ni la Generalitat Republicana dio la sensación de existencia de una verdadera política de prensa.
El incremento del uso de fuentes telegráficas y telefónicas, la consolidación de las agencias de noticias y la aparición de una nueva generación de reporteros y gacetilleros, contribuyó a la implantación de un periodismo más informativo, interesado en la actualidad, la calidad y la profesionalidad.
Junto a la creciente alfabetización, la mejora de la productividad, de la calidad, los nuevos géneros, el fotoperiodismo y la influencia de la publicidad, los índices de lectura aumentaron espectacularmente y la prensa fue ocupando un lugar central en la vida social y cultural. En medio de este fenómeno, cabe destacar el crecimiento de las publicaciones en catalán, llegando a las 70 cabeceras en 1913, número que se cuadruplicará en la Segunda Republica.
Al proclamar-se la Segunda República en el 1931, se extendieron rápidamente todas las novedades y posibilidades.
Barcelona reforzó y consolidó su posición como importante editor e incorporó las características del discurso periodístico de masas.
Se proliferó una prensa catalana diversificada y caracterizada por el crecimiento de una prensa local y comercial.  
Sección de espectáculos en el diario La Vanguardia
El golpe militar de julio de 1936 llevó al inicio de la guerra y a un proceso de supresiones, ocupaciones y incautaciones de diarios.
En 1938, poco antes de acabar la guerra, se produjeron todo tipo limitaciones que fueron ahogando a la prensa catalana. No obstante, el proceso revolucionario y la situación de guerra no frenó la tendencia de los diarios a profundizar la cultura y la sociedad, ya que seguían proliferando las secciones de la prensa de masas, como los espectáculos, el cine, el deporte o el arte o las notas sociales.

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