miércoles, 27 de octubre de 2010

El Liceu Catalá y el Palacio de Pedralbes

La burguesía catalana de mediados del siglo XIX siente la necesidad de crear un conervatorio de música en una Barcelona en plena expansión económica y demográfica. El edificio inagurado en 1837 no fue financiado por la monarquía, como es el caso de otros teatros operísticos europeos, sino que tuvo que recurrir a acciones mercantiles privadas de aficionados, que posteriormente creó la "Sociedad de Propietarios", quienes en 1855 serán responsables únicos del Gran Teatro del Liceo, que se separa juridicamente del Conservatorio del Liceo.
 El edificio inagurado en 1847 fue construido con los planos del arquitecto Miquel Garriga i Roca, con la colaboración de Josep Oriol Mestres.Este metodo de financiación comportó que el Liceo carezca de palco real y que gran parte de los palcos sean privados.
La explotación del Teatro se confía desde el principio a empresas concesionarias de espectaculo, que tienen como obligación ofrecer un número determinado de representaciones, recibiendo a cambio los ingresos de la venta de localidades no adscritas a la Sociedad de Propietarios.

El Liceo según Josep Maria Pi i Sunyer:

Josep Maria Pi i Sunyer (San Nicolas de los Arroyos,Argentina, 1889- Barcelona, España,1984), un importante jurista y abogado, especializado en derecho administrativo que colaboró en numerosas revistas de la materia. Es un miembro fundador de Acción Catalana, fue secretario del ayuntamiento de Barcelona durante la Segunda República y ayudó a algunos amigos a huir de los republicanos, facilitándoles el pasaporte. 

Evocando el clima de los años 20 en Barcelona, comenta  que las  sesiones del domingo por la tarde "resultaban deliciosas en el Liceo", en el que reinaba un "excelente término medio en el que todo era buen tono", sin "elegacias refinadas que obligaban a mucha compostura, ni descuido en el vestir". 
El Liceo se convierte en la escuela de los pequeño-burgueses, que intentan abrirse camino hacia arriba, sin cuya colaboración económica, el teatro habría terminado cerrando sus puertas.

Coincide este período de sensibilización y educación artísctica con la construcción del palacio de Pedralbes (1919-1924) a cargo de la alta burguesía, la cual está ya consolidada y pretende convertir Barcelona en la segunda capital del Reino. 
Se ofrece el palacio como residencia real barcelonesa al rey Alfonso XIII, quien corresponde a la ciudad con  frecuentes visitas a la ciudad (1919-1931) y sesiones de gala en el Liceo.


Sesiones de Gala durante la Exposición Internacional:


Durante toda la Exposición Internacional de 1929 y, celebrando la presencia real en la ciudad barcelonesa, se celebran en el Liceo diversas representaciones de gala. 
Pi i Sunyer explica que, "la asistencia de los reyes obliga a acentuar el atuendo" y el refinamiento, que llega al extremo de sorprender a la afamada bailarina rusa  Anna Pavlova (1930) cuando, al terminar su actuación, nadie aplaude. 
Ciertamente, la falta de ovación no se debe a un desprecio hacia la bailarina, sino al hecho de que entre la burguesía y aristocrácia de la época se considera de mala educación reflejar cualquier tipo de sentimiento.
La primera de estas representaciones especiales se celebra el día 24 con la representación de la opera francesa Sansón y Dalila. La funcion se ofrece  como obsequio a los miembros del XII Congreso para el progreso de las Ciencias, y se especifica en la Vanguardia claramente cuál es el código de vestimenta a seguir: "Para las localidades de platea, anfiteatro y palcos se exige traje de etiqueta; a las de tercer piso puede irse con traje ordinario". 

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